Para Maricha, la práctica del yoga comienza realmente cuando la vida se vuelve difícil. Lo ha experimentado desde una edad temprana y, gracias al concepto de alquimia, ha aprendido a ver cada prueba o acontecimiento bajo una nueva luz, para hacer aflorar el poder que yace latente en todos nosotros.
Como bailarina profesional del Ballet de la Ópera de París, descubrió el yoga durante un viaje a la India. Desde entonces, ha regresado muchas veces a esta tierra para estudiar filosofía, ayurveda y obtener la certificación en la enseñanza del yoga (Ashtanga, Hatha y Vinyasa).
Su objetivo es ayudar a los alumnos a darse cuenta de que las mayores pruebas de la vida pueden convertirse en nuestras mayores fortalezas, y de que la felicidad es una elección. Al combinar el poder del movimiento con la experiencia de la respiración, ayuda a los practicantes a atravesar las transiciones físicas y emocionales con gracia y fluidez.
Para ella, la alquimia del yoga es una experiencia única de reconexión y transformación, donde la belleza reside en encontrar el propio camino en toda presencia. En eso consiste ser alquimista.