Este módulo es una inmersión en “una vida yóguica”.
Forma parte de nuestro programa de formación de profesores de yoga de 200 horas , pero también puede cursarse de forma independiente para iniciar (o profundizar) un camino de transformación a través del yoga.
Es adecuado para cualquiera que desee despertar su comprensión del sistema del yoga. Se da importancia tanto a los aspectos filosóficos como a los físicos. En concreto, experimentaremos con 108 posturas fundamentales, que más adelante nos permitirán alcanzar cierto grado de autonomía en nuestros flujos. La reflexión ayuda a sacar a la luz lo que yace latente en nosotros: clarificando nuestras intenciones y pacificando así nuestros corazones.
De la mañana a la noche, nutrimos el cuerpo y la mente para alinear nuestra alma con su plenitud. La búsqueda es personal, y hay muchos caminos que seguir. Nuestras reconocidas facilitadoras, Maricha Dumont y Ola Jas, te guiarán para que encuentres el equilibrio adecuado que te convenga y te haga radiante.
El objetivo de este viaje iniciático es revelar plenamente la magia que hay en cada uno de nosotros.
Formación reconocida por el Programa de Formación Continua de la Alianza del Yoga (YACEP)
para titulares de una 200H
Este precio no incluye el alojamiento ni la comida, que deben pagarse directamente en el hotel y cuestan 1000e adicionales por toda la inmersión.
Al vivir juntos esta experiencia, participamos en un proceso de grupo, viviendo fuera de nuestras rutinas habituales. Es una experiencia vital en sí misma. Las reuniones y el tiempo informal tienen un valor incalculable. Son espacios que pueden (re)dar sentido a nuestra búsqueda de la vida.
Estos 11 días son intensos y profundos.
La motivación es el principal criterio de entrada, y cada organismo, tal y como es, nos ayuda a estudiar casos reales de aplicación del yoga.
Este camino de transformación es una decisión que toma el estudiante, el saddhaka, el que se dedica al estudio y trabaja para su realización.
Durante esta estancia en plena naturaleza, recargamos las pilas conectando con lo esencial. La casa rural ofrece todas las comodidades y la cocina es rica, sana y deliciosa.
Se dan todas las condiciones para evitar distracciones y permitirte trabajar sobre ti mismo.
Ola abre espacios para conectar con la alegría y la presencia a través del yoga. Por su creatividad e intensidad, fomenta la expresión auténtica, en busca de la sensación y el aliento. Acompaña una transformación personal distintiva a través de la fluidez orgánica y la intersección de distintas disciplinas como el movimiento, la danza y el acroyoga.
Para Maricha, la práctica del yoga comienza realmente cuando la vida se vuelve difícil. Lo ha experimentado desde una edad temprana y, gracias al concepto de alquimia, ha aprendido a ver cada prueba o acontecimiento bajo una nueva luz, para hacer aflorar el poder que yace latente en todos nosotros.